El Teatre Principal, un edificio histórico situado en la parte baja de La Rambla, quiere convertirse en un edificio dinamizador del barrio del Raval.
Para ello, la Comisión de Gobierno del Ayuntamiento de la ciudad ha aprobado un plan especial integral y de mejora urbana para que este espacio se convierta en un proyecto cultural centrado en el ámbito audiovisual y el arte inmersivo.
Así se convertirá en la primera instalación de este tipo en Europa, de manera que entrará en los circuitos artísticos internacionales. La oferta teatral será por ello bien variada, con obras tradicionales, pero también se apostará por otras inmersivas.
Se quiere llevar el formato de ámbito teatral a escala global como Londres y Nueva York y por esto las representaciones tendrán lugar con el público en el centro, y no en un espacio físico estático. Así ellos mismos podrán disfrutar de la experiencia.
Remodelación del edificio
Todo ello obliga a realizar una importante remodelación integral del edificio. Según el Ayuntamiento de Barcelona, la fachada, de carácter patrimonial, se mantendrá, y el espacio tendrá seis salas con una capacidad total para 2.520 personas.
Las salas se podrán comunicar entre sí dentro de un espacio interior que hará de pasaje abierto que unirá La Rambla y la calle de Lancaster.
Los promotores son quieres se harán cargo de esta remodelación y pagarán una compensación de 547.000 euros. Recordar que ahora hay una parte del edificio que es para uso deportivo y por esto hay que trasladar el equipamiento deportivo a otro emplazamiento, concretamente a unas instalaciones de la Barceloneta.
Con la recuperación de este emblemático teatro de la Rambla barcelonesa, habrá más actuaciones para reactivar La Rambla y consolidarla como espacio de encuentro y eje central y cultural de la ciudad.
Este edificio presenta una fachada del siglo XVIII con grabados y con tres arcos semicirculares y columnas jónicas pareadas flanqueándolos en el inferior, y pilastras jónicas y ventanas con frontones en el segundo (mayor la central), con barandilla sobre el arquitrabe del primer cuerpo. En los incendios y sucesivas reformas del siglo XX, estos elementos desaparecieron en su mayoría, manteniéndose la forma curvada de la fachada y las aberturas de puertas y ventanas.