Los locales de restauración aumentan en Barcelona a pesar de la pandemia. Una buena noticia que hace reavivar el sector, realmente castigado en estos duros meses. Entre ellos, destacamos una novedad: Mimmar, que nace para extender la mano y construir puentes entre las personas, invitando a compartir momentos únicos y memorables con nuestros seres queridos, según sus responsables.
Así se presenta la historia de este nuevo local, sencillo y sin mayores pretensiones, que hace que comamos pequeños bocados en forma de empanadas. Y es que a veces no hacen falta grandes superficies ni adornos para disfrutar de un buen tentempié casero cuando nos apetece.
Mimmar ya se gestó antes de la pandemia, según explican sus responsables a BcnMag, y que ha abierto sus puertas este mes de noviembre en pleno eixample barcelonés. Hablamos de un local moderno que nos deleita con empanadas mediterráneas de distintos sabores, con servicio de take away y/o delivery. Ubicada en la calle Córcega 207 -el local que ocupaba el mítico bar Galeno, abierto en los años 20-, llega para reivindicar los sabores de siempre gracias a la cocina en miniatura para disfrutar de un (o un par) de bocados.
“El Covid nos dio una pausa y pudimos crear, en un inicio a distancia, todo el tema corporativo, marca y logo, y luego buscamos locales, algo que fue bastante complicado, pues tardamos casi 9 meses para encontrar un establecimiento libre, y que cumpliera con todo lo que queríamos: en un lugar de paso, que fuera para el usuario local y el turista, y de barrio”, destaca Yigal Lenti, quien en su momento vivió desde dentro cómo es el día a día de un grupo gastronómico con estrella Michelin.
La diversión en forma de empanadas
Mimmar es el sueño hecho realidad de los hermanos Lenti y su amiga de niñez, la Georgia, todos ellos, con experiencia en el mundo de la gastronomía y de la hostelería. “Estamos muy contentos en como avanza este proyecto porque vemos unas expectativas de venta mayores a las que pensábamos en un inicio”.
En este pequeño local de Barcelona, se realizan de 200 a 300 empanadas diarias, y se venden alrededor de 180 al día, siendo el viernes y el fin de semana jornada claves, donde se pueden llegar a vender muchas más.
En formato “street food” o “finger food”, es decir, en la forma de la popular y mítica empanadilla, sabores y recetas de calidad, están elaboradas con ingredientes de proximidad, saludables y exquisitos, cocinados a fuego lento.
Encontrarás una gran variedad de empanadillas a cuál más sabrosa: de revuelto de setas con cebolla; las espinacas a la catalana; la berenjena con queso de cabra; los tomates cherry con mozzarella y albahaca; o el mítico pisto. Para carnívoros, destacamos la Buti (de butifarra de pagès).
Hay muchas más: de asado de pollo de ‘pagès’ a la catalana, la receta clásica con ciruelas, piñones y un poco de ‘picada’ mágica añadida en los últimos momentos de cocción. Del mar llegan la Madriles, un auténtico rock&roll de calamares a la andaluza y alioli suave; y la Galega, la clásica de atún y huevo llevar.
Atención a las de otras culturas, como la empanada Thai, verduras con carne de soja; pollo thai, con verduritas y leche de coco; y la pulled pork, con la mítica receta norteamericana. Y para acabar, una dulce, con chocolate negro de Simon Coll y plátano. Se pueden pedir combos que llevan varias empanadas, postres y bebidas.
Cuidando el detalle
No solamente sus empanadas están de vicio, pudiendo llevártelas donde quieras o bien pedirlas para que las traigan a casa, si no que, como su cocina, en esta tienda todo está bien cuidado. Así, cada detalle se ha elegido con “mimmo”, desde la ubicación en un barrio lleno de vida, a la vajilla, hecha a mano por artesanos de La Bisbal del Empordà, sus postres caseros, las bebidas, como los vinos, o la “fuente” interior donde beber o llenar tu vaso o botella de agua osmotizada.
El resultado: un local con espíritu y ADN mediterráneo, que ha sido diseñado con esmero por los interioristas de Extra Bonus, y con la imagen corporativa e ilustraciones de Anastasiia Plotnikova.
Sus responsables explican que querían este modelo de negocio porque no hay salida de humos, ni mesas, poco personal y todo ello sin que se pierda la esencia de un producto casero, “pensado para abrir más locales de este tipo, siendo un modelo rentable por sí mismo y esto pasa por una gestión debidamente controlada, porque aunque parezca una tienda, el proceso de trabajo que hay detrás es más de un restaurante”.
La intención de los dueños y es abrir más locales en diferentes zonas de barrio de la ciudad, durante 2022, “la intención es llegar a 4 locales en dos años”.