El barrio del Raval de Barcelona es un lugar ecléctico. Hay hoteles, restaurantes, bares, coctelerías y algunos de ellos son reconocidos en todo el mundo. La popular calle Joaquim Costa alberga una docena de bares y coctelerías tan eclécticas como lo premiado Two Schmucks, que ocupa el séptimo lugar como mejor bar de mundo, según The World’s 50 Best Bar.
Los portavoces del Eix Comercial del Raval se muestran orgulloso de ello y señalan que “el barrio concentra locales para todos los gustos, para todos los clientes, pero sobre todo, negocios que cautivan al barcelonés, aquel que quiere compartir y pasar buenos ratos con los suyos”.
Bares de moda
Como hemos avanzado, en el Raval están los bares más modernos, si bien conviven con los de siempre que forman parte de la vida e historia del barrio. En este caso, entre los más cool, están el séptimo mejor bar del mundo: Two Schmucks (Joaquim Costa, 52). Abierto en 2017, presenta una decoración a base de materiales reciclados. Con un desorden intencionado que no desluce, y que aporta un servicio excelente, profesional y atento.
La carta del local cambia constantemente y aporta cócteles creativos. Un ejemplo es el cóctel de ensalada de pepino que elaboró Pom Modeste recordando una mala experiencia con esta hortaliza en su infancia.
En la misma calle, está el Fat Schmuck con una fantástica oferta de suculentos brunchs y cócteles -también para disfrutar en su terraza-, y Lucky Schmuck, con la mejor cerveza artesana del barrio.
Otra novedad que llena el barrio del Raval de locales modernos es Dead End Paradise de Beirut. Jad Ballout, Xin Lin y Andre Gerges reconstruyeron y erigieron el popular bar de las cenizas de la gran explosión que arrasó Beirut en el 2020. Bajo el mismo lema de la casa madre, “solo diversión, sin tonterías”, llegan al corazón del Raval, a la calle de Valldonzella, 30.
Los bares de siempre conservan su magia
De los de diseño, pasamos a aquellos locales más emblemáticos. Los de siempre, que se van renovando al paso de los años, y que siempre están llenos.
Es el caso de Casa Almirall (Joaquim Costa, 33), una reliquia del año 1865. Su decoración centenaria evoca el ambiente tranquilo y bohemio del siglo XIX.
Hay otro bar que seguramente conocerás si alguna vez has pasado por la zona: el Marsella (Sant Pau, 65), que data de 1820, y que se mantiene en manos de la familia Lamiel desde hace tres generaciones.
Se dice que los artistas del momento como Gaudí, Picasso, Dalí y Hemingway estuvieron para saborear su bebida estrella: la absenta. Todavía hoy, y aunque querían derrumbarlo no hace muchos años, es eje de clientes que vienen atraídos por su historia y también por la buena fama que tiene.
También está El Olímpic (Joaquim Costa, 25), con su decoración vintage y su oferta moderna y de barrio; el Negroni (Joaquim Costa, 46), ideal para los amantes de la coctelería de toda la vida; la Bodega Berlanga (Joaquim Costa, 39) o La Parra (Joaquim Costa, 48); el 33/45 (Joaquim Costa, 4), especialistas en sabores mexicanos; Pantera Mambo (Joaquim Costa, 39), el epicentro del mezcal y la música latina; o Betty Ford’s (Joaquim Costa, 56), donde probar el mejor chili y un buen cóctel.